Las tablas de ACLES se crearon como servicio a las universidades para facilitar el reconocimiento de la competencia lingüística de sus miembros y velar por la equidad y la calidad en las pruebas de dominio reconocidas.
Las tablas de ACLES se revisan anualmente y únicamente incluyen pruebas de dominio o de certificación lingüística de alto impacto. Las pruebas de alto impacto se utilizan para propósitos con serias consecuencias y por tanto se les exigen características que aseguren que son no solo válidas para medir el nivel que certifican, sino también justas y fiables, para no producir desigualdades por cuestiones de conveniencia o competencia entre entidades examinadoras.
Los criterios de inclusión o exclusión de las tablas son transparentes para todos los actores implicados y pueden resumirse en:
1. Cumplir con las características de una prueba de certificación. Las pruebas de certificación de niveles del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER) deben incluir en sus contenidos el suficiente número de ítems (preguntas) del nivel evaluado que permita asegurar que el candidato es capaz de realizar las funciones descritas en los descriptores del MCER de cada nivel.
2. Contar con un estudio de validación que las identifique como pruebas diseñadas para ser pruebas de certificación de alto impacto y que debe incluir al menos:
Unas especificaciones claras.
3. Asegurar la seguridad de la prueba, tanto en su modo de administración como en la emisión de los certificados. Esto es particularmente relevante en los certificados que permiten versiones “at home”.
4. Resultar de utilidad para su propósito en el ámbito universitario y en la incorporación de los egresados al mercado laboral, respondiendo a las necesidades de los alumnos y el personal de las instituciones de educación superior y a las exigencias de los usuarios de nuestras tablas. En este sentido, en el ámbito universitario se busca seguir el espíritu del MCER y su volumen complementario, que consideran al usuario de la lengua como un agente social que utiliza la lengua para comunicarse en el mundo real. De acuerdo a esto, las tareas de evaluación deben ser contextualizadas y considerar al candidato como un agente social que utiliza la lengua en contextos reales, interaccionando y co-construyendo significado a través de la interacción y la mediación.